Los cuidadores profesionales de personas mayores deben tener en cuenta aspectos específicos para mejorar la calidad de la atención. Enterate cuáles son en esta nota.
Los cuidadores que atienden a personas mayores a domicilio tienen en cuenta algunos aspectos que mejoran la calidad de la atención. Implica, en todos los casos, tener ciertos conocimientos específicos sobre la tercera edad. Algo que asegura una correcta disposición al trabajo. Contando, además, con habilidades que proporcionan un mejor manejo.
Por empezar, sostienen una gran cuota de sensibilidad humana. Lo cual les otorga la capacidad innata de entender y ponerse en el lugar del otro. Se orientan empáticamente, casi por instinto natural, a brindar ayuda. Conectando con esa persona especial que tienen a cargo.
No solo ofrecen compañía. Sino que los cuidadores comprenden la necesidad de cada paciente. Administran medicación, ayudan en la alimentación y previenen accidentes. Su trabajo permite articular interdiciplinariamente con sectores médicos, servicios de enfermería, nutrición, terapias cognitivas y terapias físicas. Proporcionando un espacio de autonomía y permanencia dentro del hogar.
La internación domiciliaria
Muchas veces surgen situaciones que llevan a la internación domiciliaria. El deterioro físico derivado del proceso natural de envejecimiento. Asociado a la presencia de una o más enfermedades que se suman al estilo de vida del individuo, puede provocar que los adultos mayores no consigan realizar por sí mismos las actividades más elementales de la vida diaria. Surge así, la necesidad primordial para la familia contar con un cuidador profesional, que sea capaz de ayudar y cuidar al adulto mayor. Lo cual le permite a la persona dependiente:
Conservar rutinas, sin necesidad de alejarse de su espacio o de sus pertenencias.
Mantenerse cerca de sus familiares y seres queridos, dentro de la comodidad de su hogar.
Estar siempre bajo la atenta mirada de un profesional especializado.
En este sentido, dependiendo del tipo de asistencia que se requiera, el cuidador puede trabajar por horas, jornadas, fines de semana, turno diurno o nocturno o interno de 24 horas completas. Con este tipo de prestación, muchas veces lo que se busca es ayudar tanto al anciano como a sus familiares a recuperar, mantener o facilitar la libertad, sin tener que someterse a situaciones separación que puede afectarlos a todos.
Conocimientos y habilidades profesionales
Los cuidadores profesionales de personas mayores deben tener en cuenta conocimientos sobre los procesos de envejecimiento. En general, la atención sociosanitaria a domicilio ofrece una formación basada en los siguientes temas:
Atención higiénica: identificación de necesidades y aplicación de técnicas de aseo e higiene.
Alimentación: administración y uso de técnicas de alimentación, gestión y aprovisionamiento.
Movilización: utilización de técnicas de movilización, cambio postural y traslado.
Seguridad: ante riesgos domésticos, primeros auxilios, toma de constantes vitales y administración de medicamentos.
Apoyo psicosocial: apoyo en las relaciones sociales, la relación con el entorno y comunidad, la comunicación y finalmente, acompañamiento.
Además, son necesarias ciertas habilidades personales que se complementan en el cuidado de ancianos a domicilio. Entre las que se destacan: la actitud de apoyo a la persona mayor, el respeto, la empatía, la comprensión, la escucha activa y la no realización de juicios de valor. Estas habilidades y conocimientos permiten que la atención que se ofrece como cuidador profesional sea de alta calidad. Beneficiando a la situación de cuidado, a la persona atendida y a su entorno cercano.
Claves para el cuidado de alta calidad
Los cuidadores profesionales mantienen hábitos y habilidades que aportan calidad a su trabajo y a la relación con la persona atendida. Algunas claves para el cuidado de manera eficaz podrían resumirse en:
Tener información sobre la persona mayor a la que se va a cuidar. Es fundamental para ofrecer una atención de calidad conocer los intereses, gustos o aficiones de la persona mayor.
Es necesario tener los conocimientos adecuados y formales para atender correctamente. Si la persona mayor padece algún tipo de patología específica, el cuidador debe tener la formación necesaria.
Disponer o elaborar un plan de cuidados. Se trata de una guía de trabajo en la que se incluyen objetivos a cumplir, en cuanto a las actividades cotidianas. Se involucra a la persona cuidada en la elaboración del plan.
Las cualidades y el carácter del profesional pueden influir en la situación de cuidados. Por ejemplo: el factor vocacional, la empatía, la comprensión, la escucha activa o la paciencia.
Ser previsor conociendo el ritmo vital de la persona ayuda a advertir posibles situaciones de riesgo.
Las habilidades sociales adecuadas facilitan la relación con la persona atendida y sus familiares.
La comunicación eficaz es indispensable porque mejora la relación, facilita la resolución de problemas o la realización de las tareas.
Los profesionales que se dedican al cuidado de ancianos a domicilio deben abarcar las necesidades físicas, sociales y emocionales. Así, la atención sociosanitaria y el apoyo necesario, se orientarán para resolver y proporcionar un alto bienestar.
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